viernes, 14 de octubre de 2011

DIOS TE LLAMA A VENCER EJERCIENDO AUTORIDAD



Solo en el Nombre de Jesús podemos ejercer toda autoridad contra el reino de las tinieblas. Ordenándole a todo Espíritu del diablo que salga fuera en nombre de Jesús. Las armas más poderosa que tenemos que usar son la oración, el ayuno, la alabanza, y la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios.

Cuando Jesús estaba en el desierto, el diablo vino a tentarle, y usó la misma Escritura para tentar a Jesús; pero con la misma Palabra el Señor lo venció. Mateo.4:10)

Nosotros en Cristo Jesús tenemos poder y somos más que vencedores. El Señor nos dio toda autoridad contra el reino de las tinieblas. La Biblia dice que a los que creen: «En su nombre echaran fuera demonios». Marcos.16 :17) Crea que en el Nombre de Jesús usted puede hacer grande milagros. La Palabra del Señor dice que como usted crea Así será hecho.

Lamentablemente hay personas que quieren ser libres, pero a la misma vez no quieren al que lo puede libertar. Le daré como ejemplo algunos casos que he conocido.

Un día me llamó una señora por teléfono y me dijo que por favor fuera a orar por una jovencita que estaba endemoniada; pero que el único problema es que ella no quería a Cristo. Personalmente creo que el problemas más grande que una persona puede tener es rechazar al dador de la Vida Eterna. Sin Cristo estamos perdidos. Sin Jesús la vida no tiene sentido. Él es quien lo llena todo.

Yo entiendo que una persona endemoniada por causa de la atadura no acepte al Señor; pero Después que está libre, no hay excusa para no aceptarlo. La joven endemoniada cada día estaba peor, porque cuando oraban por ella su cuerpo quedaba libre, pero a la misma vez vacío, porque no le daba la oportunidad al Señor ni al Espíritu Santo para que entrara en su corazón. Entonces los demonios que habían salido de ella, andaban por lugares secos buscando reposo, y no lo hallaron y dijeron: volvamos a nuestra casa de donde salimos, y cuando llegaron la encontraron desocupada, barrida y adornada. Entonces para hacer una fiesta mayor fueron y buscaron a otros Espíritus peores que ellos, y entrados moran allí, y es por eso que el postrér estado de aquella persona viene a ser peor que el primero". San mateo.12:43-45).

Les aconsejo a todas aquellas personas que deseen ser libre de la esclavitud del pecado y de las manos del enemigo que busquen de Dios. Sólo el Señor puede liberarte de cualquier atadura y opresión del enemigo. El Señor tiene poder para todo, pero lo único que no puede hacer es perdonar al hombre si no se arrepiente.

Le daré otros ejemplos más.
Yo tenia un tío segundo que estaba muy enfermo y en su lecho de cama le presentaron el plan de Salvación. Mi tío quería aceptar al Señor, pero la esposa le dijo, que si se convertía al evangelio, nunca más contara con ella. Mi tío por temor a que su esposa lo dejara no quiso aceptar al Señor Jesucristo.

Aparentemente él se mejoró del quebranto que tenía, y el primer día que fue a trabajar cayó muerto frente a su trabajo. Me llamaron a New York para darme la noticia de que él había muerto, pero no me dijeron que le habían predicado, y que él había rechazado al Señor por temor a su esposa.

Pasaron como dos años de su muerte, y en esos días el Señor me mandó a retirarme en ayuno y oración por 5 días. Al tercer día del ayuno, estaba orando en la madrugada, y de repente sentí la presencia de alguien que se acercaba a mi habitación. Levanté mi cabeza y vi a uno con semejanza de hombre que se acercaba a mí. Sus vestiduras resplandecían, y había alrededor de Él un resplandor de luz muy blanca y resplandeciente, pero a la misma vez la luz emanaba de Él mismo. Él se acercó a mí y me dijo: ¡Sígueme!

Yo no sé si me encontraba en la carne o en el Espíritu, pero lo que si sé, es que el Señor y yo traspasamos el techo e íbamos volando para arriba como quién va para el cielo, a una velocidad tan rápida como luz.

Luego de llegar a un lugar en el espacio, el Señor me introdujo por un abismo muy oscuro, con la forma de un embudo. Mientras más profundo entrábamos, más ancho se hacía. Después pasamos por un lugar donde habían como montañas de piedras, aquel camino era horrible y temeroso. Al salir de ese lugar, el Señor me llevó a un lugar más profundo que tenía la forma como de un vientre. Allí se oían miles de gemidos de almas que se encontraban en ese lugar.

El Señor me había llevado al infierno. En el lugar donde estábamos era tan oscuro como un horno, y se oían unos bramido como el mar cuando está en furia. Allí yo no vi fuego literalmente, pero si sabia que las almas o las personas que estaban gritando se estaban quemando y eran muy atormentadas.

Sólo en el lugar donde el Señor y yo estábamos parados había un poco de luz, y era porque el Señor lo iluminaba con su misma presencia. El Señor estaba parado a mi lado, y me sostenía de sus manos. Yo le gritaba: “¡Señor, sácame de aquí!. ¡Yo no soporto escuchar tanto sufrimiento!. De repente, me vino a la mente el nombre del tío mío que había muerto, y le pregunté al Señor que si mi tío se encontraba en ese lugar.

El Señor me contesto: "Si, él esta aquí; y está aquí porque no quiso aceptarme. Yo le di la oportunidad de que se arrepintiera, pero no quiso, y por eso está en este lugar. Yo te he traído aquí, para que vayas y le digas a su familia, que si no se arrepienten, también vendrán a este lugar.

Después de eso, el Señor me llevó otra vez a mi habitación. Yo viaje a la Republica Dominicana y le di el mensaje a la familia. Ellos me testificaron que de verdad el Señor le había dado la oportunidad de convertirse, y él no lo quiso hacer. Más sin embargo, ante de cumplir un año de muerto, su viuda se casó con uno de sus amigos. Por eso yo le aconsejo a usted que no pierda su salvación por causa de nadie. Si nadie quiere irse con usted al cielo, no se vaya usted con nadie al infierno. Gloria a Dios que la mayoría de los hijos de mi tío le están sirviendo al Señor.

¡Cuidado a quién usted le pone la manos y tenga cuidado de quién le toca a usted!
Nosotros como cristiano tenemos que tener mucho cuidado; y en todo momento debemos buscar la dirección del Señor. El Señor me ha dicho que tengo que tener cuidado a los lugares que voy, tener cuidado de quién me dejo poner las manos, y mucho cuidado a quién le pongo las manos. No podemos actuar con ligereza, sino con mucha precaución.

Años atrás fui a visitar a mi hermana en Cristo Isaile a su trabajo. En el momento que llegué, ella estaba hablando por teléfono con una amiga desde Santo Domingo. Mi hermana me dijo, que orara por su amiga, pero en ese mismo instante el Señor me ministró por el Espíritu que no orara por esa persona. Yo no sabia que hacer, porque mi hermana en Cristo estaba recién convertida, y no sabía como explicarle que no sentía orar por su amiga. Pero fue tanta la insistencia de parte de mi hermana, que me puse a orar por teléfono por su amiga.

Mientras estaba orando por ella, sentí una opresión terrible que estaba penetrando a mi cuerpo, sentí que el cerebro se me iba a explotar, al terminar de orar me sentí muy enferma. La otra persona que estaba en el teléfono se sintió libre y sentía que una carga de opresión se había ido de ella; pero lo extraño era que a pesar de ella sentirse bien, después de orar por ella, no quiso aceptar al Señor Jesús.

Cuando le entregue el teléfono a mi hermana, le dije que tenia que irme porque me sentía muy mal después de haber orado por esa persona. Mi hermana me contestó que por la mujer que oré era bruja, era una sierva de Satanás.

Cometí un grave error porque el Señor me dijo que no orara, y yo por complacer a mi hermana por poco me muero. Casi me volví loca, estuve en el hospital de emergencia, y lo peor de todo era que los doctores no encontraban ningún mal en mi cuerpo. El ataque que recibí fue diabólico, y por misericordia de Dios, y porque me humille ante su presencia pidiéndole perdón por no obedecer su voz el Señor se apiadó de mí.

En otra ocasión el Señor me advirtió que no dejara que todo el mundo orara por mí. Y vino un pastor a la iglesia, y decía que se encontraba en 40 días de ayuno. Lo extraño de todo es que no se le notaba que en verdad tenia 40 días en ayuno, porque se veía bien robusto para tener esos días en ayuno. En mi Espíritu había algo que me hacía sentir que algo en esa persona estaba mal.

Yo le oraba al Señor y le decía: Señor perdóname, pero hay algo en tu siervo que no me gusta. El pastor insistió que quería orar por mi, pero el Señor me había dicho que no permitiera que él me toque. Pero su insistencia era cada día mayor. Yo estaba viviendo en casa de mi hermana Isaile, y él le dijo a ella que sentía debía ir a orar en su hogar. Yo le dije a mi hermana que él lo que quería era orar por mí. Ella me dijo que dejara que él orara, porque era un siervo de Dios y la oración no se le negaba a nadie. Yo pensé: Esta vez no puedo complacer a mi hermana, porque la primera vez que la complací, lo pagué muy caro.

El pastor llegó y comenzó a orar por toda la casa. Yo me mantenía lejos en un rincón, porque conocía sus intenciones, pero en un descuido que estaba con los ojos cerrados, él fue donde yo estaba, y me puso una mano en la frente y la otra por la parte de atrás de mi cerebro. y escuché la voz del Espíritu Santo cuando me dijo: Quedaste enferma”. Al mismo instante quedé con fiebre. A los tres días de tener la fiebre, sentí que debía llamar a un hermano de la iglesia para que orara por mí. Yo le dije lo que me había pasado, le pedí perdón al Señor, y al instante de ese hermano orar por mí la fiebre desapareció.

Yo he conocido a muchas personas que me han dicho que quieren orar por mí porque el Señor les muestra que yo necesito liberación, y porque hay maldiciones que romper. Pero yo considero que así como un ciego no puede guiar a otro ciego, tampoco un atado puede desatar a otro que este atado. No lo digo por la persona que quiera orar por mí, lo digo por mí misma, porque si yo estuviera atada, el Señor no me mandaría a desatar en su Nombre a otros que se encuentran atados.

Creo que no solamente debemos tener cuidado a quién le ponemos las manos para orar, y de quién nos dejamos poner las manos para que nos ministren, sino que también debemos tener cuidado a los lugares que frecuentamos sin ser enviado por el Señor.

Recuerdo que una vez una amiga y hermana en Cristo me invitó a estar unos días en su casa. Yo acepté con mucho gusto y me fui a su hogar sin consultarle al Señor si esa era su Voluntad.

La primera noche de estar en la casa de mi amiga me puse a orar antes de acostarme. Recuerdo que me quedé dormida de rodillas en un sofá que había en la habitación, de repente fui despertada por un fuerte golpe que escuché en la puerta de la habitación. Cuando levanté la mirada había un demonio parado frente a la puerta, y con autoridad me preguntó: “¿Qué haces tú aquí?” Yo le dije: Yo soy la que te pregunta ¿qué haces tú aquí?” Él me contesto: “¡Tú estás en mi terreno!”. Yo no podía creer lo que estaba oyendo. ¿Cómo este demonio me va a decir a mí que yo estaba en su terreno, si estaba en la casa de mi amiga y ella era cristiana?.

Aquel demonio era alto, moreno, tenia figura como de hombre, pero a la misma vez su cuerpo lo tenia lleno de pelos semejantes a los pelos de mono. Aquel demonio se lanzó sobre mí, y me echó mano por mi cuello y comenzó apretarme fuertemente la garganta. Créanme que me estaba asfixiando. Yo no podía pelear con él. Comencé a clamar al Señor en mi mente, a pedirle que me ayudara porque me estaba asfixiando. De repente me sentí fortalecida. Sentí que alguien había tomado posesión de mis manos, porque sentía mis manos tan grande como la de un gigante, y también comencé a apretar fuertemente el cuello de aquel demonio. Los dos nos mirábamos a los ojos. Ni él cedía, ni yo tampoco. Me acuerdo que poco a poco, los dos estábamos cayendo al suelo, y él me soltó y me dijo: Esta vez me venciste, pero nos volveremos a ver”.

Yo no sé si estaba en la carne o en el Espíritu, pero lo que si sé es que esa pelea fue real. Quedé sin fuerza y amanecí orando. En esa misma semana me llamó una hermana Cristiana para darme un mensaje de parte del Señor, y el Señor me dijo a través de ella: "¿A quién le pediste permiso para irte a ese hogar? ¿Acaso te envié yo?" Créanme que el Señor me amonestó fuertemente.

Ustedes se preguntaran: ¿Si esa hermana era cristiana, por qué ese demonio decía que esa era su propiedad? Muy simple, ella estaba en fornicación. No olvide que si usted le abre puerta a los demonios ellos van a entrar y van a tomar posesión de todas las cosas que usted les ceda.

La intercesión salva vidas.
Amados hermanos, ustedes tienen el poder de Dios en su vida. Hace más de 2000 años el Señor nos lo dio. Usen la espada de poder, busquen el rostro de Dios en oración. La oración es la espada que corta y destruye toda las asechanza del maligno tentador.

Al principio que empecé en el evangelio, yo no sabia orar y cuando oraba era egoísta en la oración. Sólo me enfocaba en mis problemas y en mis necesidades. Pero un día le dije al Señor que yo quería ser una adoradora, una intercesora y una guerrera de oración. ¿Saben algo? Las intercesiones han salvado vidas.

Un día como a la cuatro de la tarde estaba cocinando, y el Señor me dijo: Clama por tu doctor. Yo decía, ¿pero para qué voy a orar por mi doctor ahora, si él debe estar trabajando?. Pero sentí una angustia tan grande que apagué la estufa y me puse a orar; entré en agonía en la oración, sentía dolor en mis entrañas, sentí tanta desesperación que estaba sudando, pensé en parar de clamar, porque a la misma vez, se sentía como si el cielo estaba cerrado, pero yo sabía que no podía ceder, hasta que no sintiera paz. Cuando sentí la paz del Señor deje de orar y seguí cocinando.

Al día siguiente el doctor me llamó para decirme algo de un análisis que él me había hecho. en la conversación le pregunté que si el tenía carro, y me dijo que sí, pero que lo tenia en el mecánico porque había tenido un accidente.

Él me dijo que estaba vivo de milagro porque el carro quedo completamente desbaratado. Yo le pregunté cuándo sucedió ese accidente y a qué hora sucedió; y me dijo: Ayer como a la cuatro de la tarde” ¡Yo me quedé sin palabras! porque sucedió en el momento en que el Señor me mandó a interceder por él. La oración y la intercesión le salvaron la vida a mi doctor.

Yo le testifiqué a él de como el Señor me había mandado a interceder por él. Mi doctor quedó sorprendido y me decía que nunca se había imaginado que Dios lo amaba tanto ni mucho menos que tuviera interesado en él. Ese doctor sabia que Dios era real, pero nunca nadie le había dicho que Jesucristo le amaba y que era importante para Jesús. Amados, cada vez que ustedes tengan la oportunidad de hablar con alguien, díganle con amor: ¡Cristo te ama!

Cuando el Señor le inquiete a orar, no importa la hora que sea, por favor obedezca, porque usted no sabe de lo que Dios quiere librarlo, o que quiere mostrarle, o que vida, aun de su propia familia, Él quiere salvar.

Una noche el Señor me levantó y me puso a interceder por mi abuelo de parte de padre. La intercesión fue tan profunda que mi ropa se podía exprimir de el sudor, y las únicas palabras que salían de mi boca eran: demonio de muerte, te ordeno que no toque a mi abuelo; muerte en el nombre de Jesús aléjate de el”.

Yo sentía que estaba peleando por la vida de mi abuelo. La intercesión fue tan grande que amanecí la noche completa clamando por él.

Me preguntaba, ¿por qué será que el Señor me puso a clamar Así por mi abuelo? Y dije voy a llamarlo para saber como está. Cuando llamé a la Republica Dominicana, le dije al esposo de una prima mía que me comunicara con mi abuelo; y él me contesto, que si yo no sabia lo que había sucedido. Le pregunté, ¿Qué pasó? Y me dijo: a tu abuelo lo internaron anoche de emergencia, porque se intoxico con un pescado. Yo estaba sorprendida, y ahí entendí por qué en la intercesión estaba peleando con un demonio de muerte por la vida de mi abuelo.

Mi abuelo dijo que esa noche, el vio a un demonio que lo fue a buscar, pero que de repente vio a otro personaje que no dejó que el demonio se acercara a la cama. Cuando sucedió eso, mi abuelo no le había dado su corazón al Señor, pero el Señor en su fidelidad, le salvó la vida. A veces pienso que si no hubiera obedecido al Señor cuando me dijo que orara por mi doctor, y por mi abuelo, algo terrible hubiera pasado con esas vidas, y yo sé que el Señor lo iba a demandar de mi.

Amados hermanos, si todavía ustedes no saben cual es el ministerio que Dios tiene con ustedes, no se preocupen, no se desesperen que muy pronto Él se los va a revelar. A veces soñamos con ser alguien famoso, un evangélico famoso de renombre, pero usted también puede ver sus sueños hecho realidad en las manos de Dios.

Muchas veces le decía al Señor que soñaba ser como su sierva Katheryn Pero entendí que el Señor ya tuvo a una Katheryn. Ahora el necesita a una Sandy que se deje usar por Él, de la misma manera que Él uso a su sierva, y que ella se dejo usar por Él. Él también te necesita a ti, y desea que te dejes usar por Él. Amados hermanos, se necesitan obreros de valor que trabajen en la obra del Señor. La mies es mucha y los obreros son pocos. Se necesitan soldados para la batalla. Esta batalla hay que pelearla y la victoria tenemos que ganarla. Hay que derribar todas las fortalezas del diablo. Dios nos está llamando a derribar muros.

Es cierto que hay un pueblo que llora. Hay un pueblo que gime. Hay un pueblo que se siente oprimido. Pero hay buenas noticias. Dios no ha dejado a su pueblo. El Señor te dice: “Tú eres el pueblo que yo escogí. Tú eres mi iglesia. Tú eres mi hijo(a). Yo no te dejaré. Yo no me he olvidado de ti".

El Señor quiere que te levantes y enciendas la antorcha. ¿Cuál Antorcha? ¡La antorcha de la victoria! Empieza a tocar trompeta de jubilo. Empieza a tocar la trompeta de guerra y que suenen las trompetas de Victoria.

Yo estaba en un ayuno de siete horas diarias por cuarentas días, y una mañana temprano, la presencia del Señor me visito, y me dijo: He empezado a limpiar la inmundicia de mi pueblo. He empezado a limpiar los altares. Estoy llamando a mis Ministros a humillarse. No ha humillar las rodillas, sino a humillar su corazón. Y me dijo, dile a mi pueblo que exijo la Santidad y la Unidad, porque no vengo a buscar un pueblo dividido, sino una iglesia unida".

El Señor seguía diciendo: "Yo quiero bendecir a mi pueblo como lo he prometido. Pero hay vasijas sucias que están impidiendo que la bendición sea derramada completamente. Vasija sucia de adulterio, de fornicación, de celos, de envidia, de chisme, de contienda, de raíz de amargura, de mentiras, de hipocresía, de descontentos, de rebeldía, y muchas otras cosas más".

Oh amados hermanos, es hora de humillarnos. Es hora de arrepentirnos de corazón. Es hora de consagrarnos a Dios en Espíritu y en Verdad. Es hora de mojar los altares con lagrimas de arrepentimiento. Es hora de buscar la presencia de Dios. Es hora de dejar que el Señor nos limpie y nos purifique en alma cuerpo y Espíritu.

Para obtener la victoria hay que ser guerrero. Hay que ser muy valiente. Hay que ser decidido. Hay que mantenerse firme. ¿Firme en que? Firme en lo que Dios te ha dicho que hagas. Firme en lo que tu ha creído que Dios va hacer en tu vida. Firme en tus convicciones. Firmes en tus decisiones. Firme en la batalla.

Oh amados, aunque muchas veces te sientas derribado por las opresiones del enemigo, recuerda que tú no estás destruido. Al contrario, Dios te ha llamado a destruir toda fortaleza del enemigo.

Tú eres un guerrero. Tú eres un vencedor desde que caíste en el vientre de tu madre. ¿Sabes por qué? porque son millones y millones de espermatozoides que se encuentran en el hombre, y sólo uno de ellos, y muy rara vez dos o tres, son los que pueden entrar y hacer contacto con el óvulo de la mujer. Sólo uno puede lograrlo, y tiene que ser muy rápido, y muy inteligente para lograrlo.

Tú eras uno de ellos. Tú fuiste el más rápido y el más inteligente. Tú fuiste el vencedor entre tantos millones. Dios te dio el privilegio fueras el ganador, y hoy estás en este mundo en el cual hay muchas competencia, pero con la ayuda de Dios, puedes seguir siendo un ganador.

¡No te rindas!, pelea la buena batalla. Si quieres tener la victoria no te canses de tratar de conseguirla. La victoria la da Dios, pero Él se la da a quiénes se esfuerzan. Los que no quieran esforzarse y quieran salir corriendo que lo hagan. Lo único que encontraran en la vida será fracaso. Pero tú sigue peleando la victoria, aunque las pruebas, los sufrimientos, el dolor, la traición y el fracaso te hieran. Cuando hay una competencia, los premios se lo dan a los competidores después de haber participado en la carrera. No se lo dan ante de empezar, ni se lo dan a mitad de la competencia. Y el vencedor recibe el premio Después de muchos sufrimientos, Después de mucho dolor y trabajo, Después de mucho esfuerzo. Sigue adelante porque la victoria puede estar a la vuelta de la esquina. No te canses de obtener la victoria, porque para ti es, y tienes que alcanzarla. Pelea tu bendición como lo hizo Jacob.

Dice la escritura que Jacob lucho con varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con Jacob, tocó en el sito del encaje del muslo de Jacob, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras luchaba con el ángel. Y dijo: déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si tú no me bendices. Génesis. 32: 24-26.

Jacob peleó la noche entera con ese varón. A él no le importó el tiempo, ni el lugar. A Jacob no le importó el dolor que sentía al tener la pierna descoyuntada. A Jacob no le importaba que lo desbarataran completo. Él se había propuesto ser bendecido y no iba a perder su bendición por nada ni por nadie, aunque eso le costara su propia vida.

Así nosotros tenemos que luchar por nuestra bendición. A veces las cosas no resultan tan fácil de obtener, pero el que persevera y el que pone su fe en Dios, alcanza a obtener lo que desea en su corazón. En el libro de los Salmos Capítulo 37: 4 dice: Deléitate Asimismo en Yahvé, y Él te concederá las peticiones de tu corazón.

No te desanimes por las cosas que acontezcan, ni por los comentarios que digan de ti. El enemigo tratará de buscar la manera de desanimarte, de hacerte sentir con las manos atadas. Y usará a quiénes menos te imaginas para hacerte la guerra, pero no te preocupes, eso es parte del proceso por el cual tú tiene que pasar. Mientras tanto avanza que la victoria está en tus manos. No te detenga aunque veas las cosas imposibles. Recuerda que las cosas posibles la podemos hacer nosotros, pero las imposibles las resuelve el Señor.

Cuando tengas un caso difícil en tus manos y no sepas que hacer, hazte esta pregunta: ¿Que haría y diría el Señor Jesús si estuviera en mi lugar? Y lo que tú creas que Él haría, eso hazlo tú.

Se fiel al Señor y Él le recompensará y no te dejara en vergüenza. Tú has sufrido mucho. Pero esos sufrimientos no se comparan con los grandes galardones y las grande bendiciones que Dios tiene para ti.

Amados hermanos(as) enfóquense en el presente, y en el maravilloso futuro que Dios tiene para ustedes. Dejen que Él sane sus heridas provocadas en el pasado; salgan de ese circulo vicioso en el cual se encuentran; no se queden atrapados en el pasado; lamentándose de todas las cosas que les hicieron o que talvez pudieron hacer, y que no hicieron. No permitan que el pasado destruya su presente, y arruinen su futuro.

Entrégale al Señor tu pasado, tu presente y tu futuro; y Él se encargará de hacerlo obrar para bien en tu vida, y para bendición en la vida de muchas personas que te rodean.

Enfócate en el Señor y en los planes que Él tiene para ti. La salvación vale mucho. No la pierdas por nada. Si te encuentras descuidado o apartado del Señor vuelve al camino del Evangelio. Fuera de Dios no hay nada. Estamos casi llegando a la meta final. Cristo viene pronto.

Es cierto que en el Evangelio hay muchas personas dando mal testimonio. Es cierto que hay muchos hipócritas. Es cierto que hay muchos bochincheros. Es cierto que hay muchos mala paga. Es cierto que en el evangelio aparecen todas clases de personas. Pero también le aseguro que en el único lugar donde usted encontrará personas más sinceras, más honesta, y más temerosa de Dios, es en El Evangelio.

Busque del Señor y no ponga su mirada en el mal testimonio que muchos cristianos le han dado. Que eso no sea una excusa para no querer buscar del Señor. Si alguien le ha dado mal testimonio, entonces busque usted del Señor, y enséñele a esas personas como debe ser un buen siervo del Señor, pero no siga buscando ninguna excusa, y es mejor que empiece por dar el ejemplo.

Recuerda que para los que aman al Señor, todas las cosas le ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28

Sandy Bergman

Nota: Con todo el respeto por el hermoso testimonio de esta hermana evangélica, me pregunto: ¿Qué tan más hermoso hubiese sido si nuestra Madre Celestial hubiese aparecido por ahí? Ojalá que pronto nos unamos todos en una misma Iglesia para Gloria de Dios. Todos juntos... no desparramados cada uno por su lado. JMPC

1 comentario:

radan dijo...

Muy interesante el testimonio....no se me habia ocurrido de eso de no dejarse imponer las manos por cualquier persona........