martes, 4 de octubre de 2011

LA PATRONA DE LOS DEPRESIVOS Y LOS ANGUSTIADOS



Una ayuda maternal... y sobrenatural.

El obispo de la diócesis argentina de Zárate Campana, monseñor Óscar Sarlinga, entronizó un icono de Nuestra Señora del Pozo, patrona de las personas que sufren depresión.

Siempre solemos recurrir a un santo o a una Virgen específica para rogarle por las cosas que nos preocupan, para pedir por nuestros familiares o simplemente para rezar.

Pero quizás muchos desconocen que hay una Virgen para todas aquellas personas que sufren depresión o que se sienten angustiados. Se llama Nuestra Señora del Pozo.

Esta advocación data del año 1256. La imagen original de Nuestra Señora del Pozo, pintada sobre una baldosa de piedra, se encuentra en la iglesia de Santa María in Via, en Roma.

En el siglo XIII, esa imagen fue lanzada a las aguas de un aljibe de la casa de un cardenal en Roma, pero milagrosamente quedó flotando como cerniéndose por encima de las aguas. Un miembro del personal de servicio de la casa había arrojado la pesada piedra al agua, quizá por despecho, enojo u odio.

El pueblo romano y el mismo Papa consideraron que la Virgen quería manifestar que pese al hundimiento de quienes nos odian, o no nos conocen, o están heridos y por eso nos hieren, siempre podemos resurgir y levantarnos, incluso contra las leyes de la naturaleza física y del psiquismo.

Entronización de la Virgen.
En 2006 un obispo argentino, Oscar Sarlinga, la nombró patrona de los que sufren depresión o estados de angustia, informa Zenit.

Sarlinga, obispo de la diócesis de Zárate Campana, entronizó un icono de Nuestra Señora del Pozo, patrona de las personas que sufren depresión, este sábado en una parroquia bonaerense.

Se trata de la segunda imagen de Nuestra Señora del Pozo entronizada, después de que el obispo entronizara otra en la parroquia Santa Rosa de Lima de la localidad de Pilar en el año 2007.

El prelado reconoce la necesidad pastoral de afrontar con fe y esperanza el panorama de angustia y depresión en que viven no pocos hermanos y hermanas nuestros”.

ReL

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